Por Vivian Halliwell
Escribo el mensaje y dudo si deba enviarlo. Presiono el botón y aguardo. No sé si esto que hago es correcto, no sé porque lo hago, solo sé que quiero verlo y abrazarlo.
Me responde: Ya salgo.
Propio, formal e impecable como siempre sale a recibirme, me estrecha la mano y me acerca a su cuerpo para abrazarme. Su aroma es delicioso. Me dirige una sonrisa una vez que se aparta. Me deja abrumado.
-Por favor, entra- me dice.
Caminamos por un pasillo corto cercado por arbustos y entramos a un comedor rústico y exquisitamente decorado. La larga mesa de madera, los estantes perfectamente acomodados, las paredes de un brillante color turquesa y del techo cuelgan unas esferas que proporcionan la luz.
-Que hermoso- digo en voz baja.
-Gracias, lo decoré yo mismo-
-No sabía que también hacías diseño de interiores-
-Hago de todo un poco, uno tiene que ganarse la vida- me responde.
Me acerco a él y le doy un beso. El contacto de sus labios con los míos me electrifica. Me toma de la cintura y reduce más el espacio entre los dos. Un ladrido interrumpe el momento.
-Lo olvidé, te quiero presentar a mis perros- me dice señalando la puerta detrás de él. Se acerca a ella y la abre. Entra uno – Ella es Cami-
-Es hermosa- y de verdad lo es -¿Qué raza me dijiste que eran?-
-Pastor australiano- me contesta acariciando a Cami – Acércate para que se conozcan-
Me acerco lentamente a ellos y estiro mi mano una vez que estoy suficientemente cerca. Para mi sorpresa Cami es bastante sociable y acepta que la toque. Unos segundos después él la suelta y ella se acerca a donde estoy y se acuesta para que continúe acariciándola.
-¿Quieres algo de beber?- me ofrece.
-Agua está bien, hace mucho calor afuera- respondo sin despegar mi vista de Cami.
-Con tanto calor no deberías traer una camisa tan caliente- me dice desde la cocina.
-¿Qué te hace pensar que es caliente?-
-El material es muy grueso-
-Es mi camisa favorita- respondo.
-Te puedo prestar una más ligera en lo que estás aquí- me propone.
-No es necesario, gracias-
-Es hora de que Cami vuelva a su lugar- la toma en sus brazos y la lleva al patio.
-¿Qué estabas haciendo?- lo interrogo.
-Trabajando en un proyecto que entrego mañana-
-¿No te interrumpo?-
-Tú nunca- se acerca a mí y me besa- Vamos al cuarto-.
…
Estamos abrazados en la cama. Admiro su pecho y brazos fuertes y él acaricia mi pelo. Nos dejamos llevar. Perdimos el control y fuimos uno.
-Sentirte piel a piel es algo maravilloso- dice mientras desliza su mano por mi hombro.
-Besarte es algo maravilloso- me acerco y lo beso.
-¿Tus papás saben dónde estás?-
-Me matan si se enteran- y es cierto.
-¿Qué les dijiste?- parece sorprendido.
-Qué saldría con amigos-
-¿Lo haces muy seguido?-
-¿Salir con amigos?-
-No, mentirles-
-No, casi nunca les miento- sólo cuando lo considero muy necesario.
-¿Saben que eres gay?- me sigue acariciando mientras habla.
-No, no les he querido decir-
-¿Son muy conservadores?-
-Sí, prefiero no meterme en problemas-
-Bastante prudente de tu parte- guarda silencio.
-¿Tus papás saben?-
-Mi papá-
-¿Qué te dijo?-
-Que me aceptaba y me pidió que me cuidara-
-¿Y a tu mamá por qué no le has dicho?-
-Falleció cuando tenía 18 años-
-¡Oh! Lo siento- siento como me sonroja mi imprudencia.
-No te preocupes, fue mucho tiempo atrás-
-¿Cómo te sientes?-
-Bien, tenía problemas del corazón, cuando la recuerdo la visualizo enferma-
-¿Qué clase de problemas?-
-Desde pequeña tuvo algo, no sé exactamente qué. Ella nació en un pueblo donde el acceso a los servicios básicos era escaso y, por supuesto, el acceso a la salud era inexistente. Cuando crece se muda a la ciudad con mi papá y nos tienen a mis hermanos y a mí. Durante sus embarazos se dieron cuenta de que tenía esto en el corazón pero no pudieron hacer mucho. Vivió para verme convertir en adulto- mientras cuenta la historia lo observo directo a los ojos y detecto una chispa de dolor.
-Lamento haber preguntado- me siento muy apenado.
-No lo sientas, es bueno hablar de estas cosas- me dirige una sonrisa.
-¿Te llevas bien con tus hermanos?-
-Con mi hermana sí, con mi hermano casi no hablo- hace una pausa- Tal vez sea momento que te diga algo- se queda callado como buscando las palabras adecuadas- me voy a ir a Canadá con mi hermana un mes-
-¿Cuándo?- la noticia me cayó como balde con agua fría.
-En una semana- se aparta de mí cuando habla- temía decírtelo.-
-Gracias por decirme- me acerco por su espalda y lo enredo en mis brazos.
-¿Quieres algo de comer?- cambia el tema.
-Claro-
…
La comida es deliciosa. La tarde comienza a oscurecer. La tenue luz le da al comedor un toque mágico.
-¿Así que también cocinas?- le digo.
-Ya te dije, hago de todo un poco-
-¿Por qué decidiste estudiar publicidad?- decido hacer la pregunta que se me viene a la mente.
-Inicialmente estudié comunicación- me contesta entre bocados- pero no me gustó mucho así que me salí y empecé a estudiar publicidad-
-¿Eso te gustó más?-
-Creo que siempre fue lo que quise- continua comiendo -¿Tú por qué estudiaste medicina?-
-No me veía haciendo otra cosa-
-Esa es una razón muy mala- ríe.
-Lo sé- medito un momento mi respuesta- Creo que la respuesta que muchas personas dan es que quieren ayudar a las personas. Una idea de ser un superhéroe tal vez.-
-¿Quieres salvar a todos?-
-No, no se puede salvar a todos-
-¿Entonces qué es lo que te mantiene ahí?-
-Me gusta entender el cuerpo, la enfermedad, sus posibles resultados y cómo tratarla, pero sobre todo, me gusta entender a las personas.-
-Eso es bastante lindo-
Los perros comienzan a ladrar en el patio, se puede escuchar como corren de un lado a otro.
-¿Llegó alguien?- me estresa pensarlo.
-Tal vez en la casa de a lado-
-¿Quién vive en la casa de a lado?-
-Mis suegros- lo menciona despreocupado.
Había olvidado ese detalle.
…
-Vamos, métete a bañar conmigo- me pide.
Puedo escuchar el agua cayendo en la bañera y el vapor empieza a escapar. Me quito la ropa interior y entro.
-Qué bueno que aceptas- me da un beso en la frente.
-¿Estás seguro que nadie va a llegar?- externo mi preocupación.
-No, tranquilo, tal vez más al rato-
El silencio nos invade por un momento. Me comienzo a bañar.
-¿Cuánto llevas con él?- Necesito saber eso.
-Siete años-
-¿Y desde hace cuánto tienen una relación abierta?-
-Dos años-
-¿Alguna vez te ha visto con alguien más?-
-No-
-¿Lo has visto con alguien más?-
-Sí- sus respuestas son rápidas.
-¿Lo amas mucho?-
-Sí, pero no significa que no te pueda querer a ti- veo en sus ojos sinceridad al decir estas palabras – quiero dejar en claro que no lo voy a dejar-
-Está bien, me lo has dicho antes-
-Yo ya no voy a conocer a alguien, pero tú sí-
-Sí, en algún momento- me duele un poco pensarlo.
-¿Qué va a pasar cuando conozcas a alguien?-
-Te lo diré-
-¿Te alejarás?-
-Un poco. Podríamos ser amigos-
-¿Crees que podamos?-
-No lo sé, espero que sí- de verdad espero que sí.
-Yo también-
…
-Estás perfecto para una foto en ese lugar- me dice mirándome.
-Debería irme de una vez-
-Déjame tomarte una foto-
-Está bien, sólo una-
Va al cuarto y regresa con su cámara. La enfoca, apunta y dispara. Una foto.
-Es maravillosa- dice mientras la observa.
-Ya debería irme-
-Está bien, te acompaño-
-¿Te veré antes de que te vayas?- le pregunto mientras termina de vestirse.
-Claro, nos vemos en la semana-
-Nos ponemos de acuerdo por mensaje-
-Me parece perfecto- termina de ponerse los pantalones, se acerca a mí y me besa delicadamente –te voy a extrañar-
-Y yo a ti- lo haré.
-Gracias por esta tarde maravillosa-
-Gracias por invitarme- le acaricio el pelo.
Nos dirigimos a la entrada principal de la casa tomados de la mano. Afuera ya está oscuro.
-Me avisas cuando llegues a casa- me hace prometer.
-Lo haré- me despido de él con un abrazo.
Mientras me alejo caminando volteo y él sigue observándome, me dirige una sonrisa y me manda un beso. La noche ha terminado.